No soy una persona muy dada a planificar y valorar lo que hace en el sentido de lo útil que pueda ser. En mi trabajo lo hago, pero soy consciente de que esto no siempre es necesario, ni siquiera útil.
A menudo, queremos ver resultados de cada acción que tomamos. De una persona inteligente esperamos que cuando haya hecho algo, lo haya hecho con un objetivo, queremos plantear y seguir una estrategia que nos permita llegar lejos de la forma más efectiva posible, nos olvidamos de que la vida no es una ciencia cierta y de que una de nuestras ventajas es que somos capaces de hacer cosas sin esperar un resultado claro.
Nada más nacer empezamos a consumir nuestro tiempo, lo empleamos en todo tipo de cosas, en aprender a andar, hablar, leer, etc.
Todo lo que hacemos al principio de nuestras vidas son cosas claramente útiles, adquirimos habilidades que necesitaremos en futuro muy próximo, pero luego, la cosa se vuelve más complicada y nos lleva a plantearnos varias dudas.
Por ejemplo, nos preguntamos cómo podemos saber si estamos perdiendo el tiempo o no, y sobre qué hace que unas personas inviertan su tiempo mejor que otras.
Nos preocupa que nuestros hijos estén derrochando el tiempo o que nosotros mismos nos estemos quedando atrás respecto a otros mientras vemos una película, salimos de fiesta o invertimos tiempo en cualquier tipo de ocio que no tenga beneficios en algún otro sentido, más allá del simple disfrute del momento.
Pero, ¿cómo es posible catalogar nuestras actividades como útiles o inútiles?
Dado que no sabemos cuál es el sentido de la vida, dado que no todos tenemos el mismo objetivo, no creo que nadie pueda dar una respuesta globalmente válida. Sin embargo, tengo algunas ideas de cómo podríamos clasificar las diferentes actividades que realizamos:
- actividades que nos gustan o interesan y otras que no
- actividades que nos exigen un esfuerzo y otras que no
- actividades que dan dinero y otras que no
- actividades que cubren necesidades básicas generales (seguridad, afecto, comida, descanso) y otras que no
- actividades que cubren necesidades personales y otras que no
- actividades que realizamos por iniciativa propia y actividades que realizamos movidos por otros
- actividades que directa o indirectamente nos hacen sentir bien y otras que no
Todo aquello que no te lleve a cumplir tus objetivos puede ser perder el tiempo.
Esto nos llega al primer punto importante: lo que para uno es una pérdida de tiempo, no tiene por qué serlo para otro, solo se puede perder el tiempo respecto a algo y ese algo depende totalmente de cada uno.
Ahora, la siguiente pregunta podría ser, ¿qué objetivos debemos ponernos? y ¿cuál es nuestro sentido de la vida? Si sabemos cuál es nuestro objetivo, quizás sea más fácil decidir qué cosas constituyen una pérdida de tiempo y cuáles no.
¿Estamos aquí para disfrutar?, ¿para mejorar el mundo?, ¿para aprender?, ¿para reproducirnos y dejar huella en el mundo?, ¿para acercarnos a algún tipo de divinidad y cumplir sus designios?
Pero, incluso si somos capaces de responder a esta pregunta (y teniendo en cuenta que solo podrás responder por ti, nunca por otros, aunque se trate de niños pequeños), es imposible saber lo que necesitarás mañana.
Y esto nos lleva al siguiente punto importante: tus objetivos de hoy, no tienen que ser los mismos del mañana.
Tus objetivos de hoy, no tienen que ser los mismos del mañana Clic para tuitearEsto significa que, lo que ayer fue una pérdida de tiempo, mañana puede no serlo. Lo que ayer pareció ser una apuesta por tu futuro, en tu futuro puede resultar ser inútil o incluso un obstáculo.
Si nos fijamos en Steve Jobs, por citar un ejemplo famoso, veremos que en la universidad acudió a clases de caligrafía. ¿Existe alguien que hubiera considerado eso en aquel momento como una inversión de tiempo importante para el futuro? Pues resulta que este curso le sirvió para diseñar las tipografías del primer Mac.
Pero entonces, ¿todo vale?
No conoces tu futuro y nunca sabes qué habilidades o cosas vas a necesitar. A lo mejor más adelante quieras pintar, a lo mejor coser, quizás perderte en la selva o vivir en Rusia.
Pero la cosa va más lejos. Quizás ese juego, libro o película te enseña algo que sin ser consciente de ello te permite ser mejor en aquello que el día de mañana decides que quieres hacer. También podría ser que dedicar 400 horas de tu vida a un vídeojuego te lleve a una idea revolucionaria que convierta el mundo en un lugar mejor, las buenas ideas no suelen salir de momentos de sobrecarga de trabajo.
La verdad es que no sabemos qué es una pérdida de tiempo.
Quizás la mejor forma de dejar de perder el tiempo es dejar de preguntarte si lo que haces es una pérdida de tiempo y empezar a fijarte en cómo te sientes cuando lo haces.
elotro
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