A menudo se habla de las ventajas de ser natural y de seguir los instintos, lo cual está muy bien, pero, claro, ser natural es un lujo que solo podemos permitirnos una vez que el trabajo duro ya está hecho.
¿Qué hacemos si lo que nos sale de forma natural no es lo que queremos? , ¿qué hacemos si nuestro primer instinto es quedarnos con lo mejor de ese pastel tan rico que estamos repartiendo?, ¿qué hacemos si todavía no somos ese profesional con cientos o miles de horas de vuelo en el que nos queremos convertir?
Muy fácil (o difícil), hacemos como si lo fuéramos, nos obligamos a actuar como si fuéramos ya lo que queremos ser, imitamos como buenamente podemos eso que no nos sale de forma espontanea en la esperanza de que tras hacerlo una y otra vez acabe por salir de forma natural.
Si quieres convertirte en ese profesional o en esa persona que tanto admiras, no desesperes, al contrario de lo que hayas oído decir por ahí, el hábito sí puede hacer al monje.
elotro
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