No soy una persona muy dada a planificar y valorar lo que hace en el sentido de lo útil que pueda ser. En mi trabajo lo hago, pero soy consciente de que esto no siempre es necesario, ni siquiera útil.
A menudo, queremos ver resultados de cada acción que tomamos. De una persona inteligente esperamos que cuando haya hecho algo, lo haya hecho con un objetivo, queremos plantear y seguir una estrategia que nos permita llegar lejos de la forma más efectiva posible, nos olvidamos de que la vida no es una ciencia cierta y de que una de nuestras ventajas es que somos capaces de hacer cosas sin esperar un resultado claro.
Nada más nacer empezamos a consumir nuestro tiempo, lo empleamos en todo tipo de cosas, en aprender a andar, hablar, leer [Leer más…]